Hoy, más que nunca, hace falta un Encuentro de Luchadores para resolver un Plan de Lucha Independiente

Por Juan Giglio

Inmediatamente después de que finalizara la marcha contra la OMC, el 12 de diciembre, el gobierno desplegó un operativo de seguridad pocas veces visto en el centro de la ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de atacar a no más de 400 compañeros y compañeras que nos movilizamos por la calle Corrientes, repudiando la presencia en el país de los funcionarios del imperialismo y los grandes monopolios.

La relación de fuerzas era más que favorable para las fuerzas represivas, que avanzaron con el claro propósito de amedrentar al movimiento de masas pegándole - y acusando de “violento” - a un sector de izquierda: las organizaciones que integramos el FAS. La maniobra les salió mal, ya que cientos de transeúntes se juntaron rápidamente en Callao y Corrientes para increpar a los uniformados y finalmente imponer la libertad de la mayoría de los detenidos.

El 18, en el marco de la batalla contra la Reforma Previsional, les volvió a “salir el tiro por la culata”, porque a pesar de la feroz represión y las decenas de detenciones, no sólo nadie se intimidó sino que a las pocas horas decenas de miles volvieron a ganar las calles para protestar mediante cacerolazos gritando "Que se Vayan Todos". Tampoco les resultó efectiva la campaña de estigmatización del compañero del PSTu, a quien acusaron de empuñar un “arma tumbera”.

Como todas estas jugadas les salieron mal, desde el gobierno contraatacaron encarcelando a César Arakakis del PO, ordenando la detención de otro camarada y tratando de involucrar a ese partido mediante la colocación de un supuesto artefacto explosivo frente al edificio de la Policía en plena ciudad de Buenos Aires. ¡Tan poco feliz les resultó esto, que hasta el propio jefe de la policía salió a decir que le “resultaba extraño que haya sido firmado…!”

Todo lo que está sucediendo demuestra que el gobierno está perdiendo las riendas de la economía y el control social, en momentos en que la mayoría de la población repudia sus políticas de ajuste y saqueo de los recursos. Macri y los suyos tratan de resolver este problema con represión y la construcción de un “enemigo interno” - la izquierda - sabedores de que si no revierten la dinámica delos acontecimientos les queda poca cuerda en el carretel.

La debilidad no quiere decir que hayan dejado de ser peligrosos. Todo lo contrario, porque al actuar como una fiera herida son capaces de dañar e incluso matar, como hizo De la Rua cuando se las vio en figuritas. El único sostén que tiene Macri y su Ajuste es la alianza peronista construida entre los gobernadores y la burocracia sindical, que actúan como verdaderos ministros sin cartera del gobierno... ¡El hambre y las ganas de comer!

La endeblez del gobierno y del conjunto de las instituciones del régimen es tan grande, que hoy como nunca están dadas las condiciones para pasar por encima de los burócratas traidores y organizar lo que ellos niegan y continuarán negando: las grandes movilizaciones, paros nacionales y puebladas que harán falta para terminar con el ajuste y los ajustadores.

Esta tarea, como quedó demostrado en el Congreso, está en manos de las organizaciones de izquierda y combativas, que deben jugarse a liderar la resistencia, convocando a un Encuentro, Plenario, Asamblea o Congreso de todos los sectores que estén dispuestos a pelear hasta las últimas consecuencias, organizando un Plan de Lucha Independiente.

Para avanzar en ese sentido hay que preparar bien la próxima gran pelea - la Reforma Laboral - jugándonos a parar una parte del país y a movilizar a millones en las plazas de las principales ciudades: organizando piquetes que bloqueen las puertas de los parques industriales y terminales automotrices, pero que también garanticen, de manera unitaria, la autodefensa de las próximas movilizaciones.

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