El "Operativo Enseñar", un plan para amedrentar y disciplinar docentes

Por Centro Estudiantes Instituto 103 de Lomas de Zamora

El 31 de octubre se realizará la evaluación “Enseñar”, que según directivas del Ministerio de Educación está “destinada a estudiantes del último año de institutos de formación docente que estén realizando su Residencia en los profesorados de Educación Primaria y materias del ciclo básico de Educación Secundaria (Matemática, Lengua/ Lengua y Literatura, Historia, Geografía, Biología, Física, Química a Inglés)”.

El objetivo de las pruebas es el de “sumar elementos de diagnóstico del sistema de formación docente con el objetivo de  generar insumos valiosos que aporten a la mejora de las políticas de formación docente inicial y continua; apoyar a futuros docentes en sus primeros pasos en el ejercicio de la profesión y contribuir a enriquecer la reflexión pedagógica al interior de cada instituto.” (Instructivos del ministerio)

La nueva evaluación forma parte de un paquete junto al “Operativo Aprender”, que se realizará por segunda vez el 7 de noviembre próximo. Los funcionarios educativos del gobierno de Macri explicaron que con estas herramientas obtendrán “un diagnóstico del sistema de formación docente”  (El ABC de Enseñar 2017, La Nación (4/10). ¡Una verdadera mentira, ya que el gobierno tiene claro qué hacer con la educación desde que asumió!

Para Macri y los gerentes de las grandes empresas que lo sostienen, la educación debe servir para educar mano de obra barata y “poco conflictiva” por un lado, además de cierta cantidad de técnicos, científicos y profesionales por el otro, al servicio del actual proceso de Recolonización Nacional, que implica profundizar el “modelo” de primarización de la economía nacional o modelo “extractivista”.
Todo gobierno tiene un plan general en función del cual ubica sus ministerios y objetivos. 

En ese sentido, Macri asumió para consolidar la ubicación que el imperialismo yanqui y europeo le asignaron a la Argentina - como productor de materia prima sin prácticamente ningún desarrollo industrial - lo cual significa contar con educadores que se formen y enseñen en función de esa matriz productiva.

El gran del gobierno es que la mayoría de los/as docentes aprendieron y educan con programas y métodos que, aunque tibiamente, cuestionan esta perspectiva. El otro impedimento es que los/as trabajadores/as de la educación pública somos demasiado “conflictivos”, dicho en otras palabras: ¡Estamos acostumbrados/as a defender nuestros derechos!

Macri necesita destruir lo bueno que aún queda de la educación pública,  “fabricando” estudiantes que no razonen y se acostumbren a acatar órdenes. Para eso tiene que vencer la combatividad docente - que comienza en los institutos de formación - contando con herramientas punitivas que le sirvan para amedrentar e incluso expulsar del sistema a los/as más “rebeldes”.

¿Cómo se entiende sino este sistema de “evaluación”, cuando los/as estudiantes somos evaluados/as en cada una de las materias y de conjunto de manera cotidiana? ¿Cómo entenderlo, si todos/as sabemos que de no aprobar los exámenes y las prácticas no pasamos de año, no podemos recibirnos ni trabajar? ¿Para qué otras pruebas entonces… sino para contar con un “látigo” que les sirva para golpearnos cada vez que no cumplimos con sus pautas “educativas”?

Quienes estudiamos o ejercemos la docencia sabemos que las palabras sueltas o frases más complejas (texto) adquieren significado en un “contexto”. Aquí sucede lo mismo, ya que los fundamentos oficiales, aparentemente “inocuos”, terminan entendiéndose si se los ubica en el marco de las políticas centrales de Macri y los gerentes empresariales que hacen las veces de ministros y secretarios de estado.

El “contexto” en el cual Macri, Vidal y compañía imponen esta nueva evaluación, es el de tratar de disciplinar a los/as estudiantes y a los/as futuros/as docentes para que cumplamos con sus “expectativas de logro”, consolidando la idea de que no nos queda otra que volver a ser el “granero del mundo”, o sea un país sin grandes industrias, con muy poco trabajo calificado y mucha flexibilización.

Ecuador, un ejemplo de lo que pretende Macri

Tres años atrás, en una publicación denominada “La Política online”, se hizo referencia a “la segunda jornada del ciclo ‘Democracia y Desarrollo’ para pensar sobre políticas públicas de largo plazo”, que había sido convocada por Clarín,  en la que participaron la ministra de Educación  de Ecuador y Mauricio Macri, quien declaró su adhesión a la reforma impuesta en ese país, diciendo que quería “importarla”. 

La misma publicación explica las razones de Macri para imponer semejante sistema educativo: “además de imponer un examen de ingreso a las universidades y dividirlas en grupos de acuerdo a su calidad, el ecuatoriano instauró un régimen de evaluación para los maestros. Se trata de una serie de exámenes que los docentes deben rendir anualmente.”

“Si no superan ese obstáculo - tienen al menos dos oportunidades - no pueden dar clases” (ídem). Más todavía. Tan encantado quedó Macri que, “además de hacerla venir al país (a la ministra ecuatoriana) en varias oportunidades, Bullrich y Vidal intercambiaron equipos técnicos para trabajar en la evaluación docente y en la construcción de índices de calidad que ha desarrollado el gobierno de Correa”. 

Hay que aclarar que en esa jornada organizada para escuchar los planteos de la ministra de educación de Ecuador, estuvo presente el ex candidato a presidente por el Frente Para la Victoria, Daniel Scioli, quien lejos de rechazar sus planteos los aplaudió a rabiar; y que en Ecuador, en el marco de esta “reforma” se liquidó el derecho a la huelga de los/as docentes… ¡Una combinación perfecta para los grandes empresarios y nefasta para los hijos e hijas de la clase trabajadora!

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